Origen y evolución del lenguaje
Resumen. El origen y la evolución del lenguaje sigue siendo un tema no resuelto,
basado en evidencias indirectas debido a que la capacidad lingüística no deja rastros claros en el registro fósil. A nuestro entender, el lenguaje evolucionó siguiendo
distintos grados sucesivos. El punto de partida sería hace unos 2 millones de
años, cuando los homínidos reunieron unas características biológicas y
culturales que permitieron el salto a un nivel comunicativo cualitativamente superior. Aproximadamente 2,5 millones de años atrás aparecen en el registro fósil
los primeros representantes del género
Homo habilis.
El estudio de moldes endocraniales de H.habilis sugiere la presencia en su cerebro de las dos áreas que en el hombre moderno están asociadas a la capacidad lingüística, las áreas de Broca y Wernicke. También se ha detectado en esta especie el inicio del descenso de la laringe mediante el estudio del basicráneo, lo que permite diferenciarlo se sus predecesores en el registro fósil y de los primates actuales y que lo acerca a la anatomía propia del H. sapiens. Culturalmente, H. habilis también supone un nivel superior de complejidad, constatado a través del estudio de sus industrias líticas y de su supuesta socia- bilidad. Esta capacidad lingüística se hace mucho más patente en su sucesor en el registro fósil, H. erectus, que tiene una encefalización y un esqueleto muy similares al hombre actual. No obstante, la capacitación para un lenguaje de doble articulación no aparecería hasta los primeros humanos anatómicamente modernos, es decir, hace unos 150.000 años, y sería exclusiva del H. sapiens.
Homo Australopithecus
Eran en su mayoría pequeños y delgados, con una talla de 1 ,20 a 1,40
metros de estatura. Aunque presentaban muchas características consideradas
primitivas, su locomoción era claramente bípeda. En algunas especies existía un
marcado dimorfismo sexual, siendo el tamaño de los machos significativamente
mayor que el de las hembras.
Homo habilis
Homo habilis ("hombre
diestro"): a esta especie pertenecen los primeros fósiles clasificados
dentro de este género. Vivió en África desde hace 2,5 hasta 1,5 m.a. Su
capacidad craneal era de 600 centímetros cúbicos y era capaz de fabricar
herramientas de piedra talladas por un solo lado. El uso de las herramientas
amplió sus posibilidades dietéticas. Probablemente, también pudieron ser
carroñeros.
Homo erectus
Homo erectus ("hombre
erguido"): vivió entre hace 1,7 m.a. y 50000 años. Era fuerte y robusto,
con una capacidad craneana entre 800 y 1100 centímetros cúbicos. Su dieta se
basaba en los productos de la caza, debiendo seguir a sus presas. Salió de
África y ocupó Asia y Europa Oriental. Dominaba el fuego.
Homo neanderthalensis
Homo neanderthalensis apareció en Europa hace 300000 años, exiguiéndose hace 28000. Capacidad craneana de 1500 centímetros cúbicos, superior a la de H. sapiens. Carecía de mentón, su frente era huidiza y, como los homínidos anteriores, el hueso frontal se prolongaba sobre los ojos formando un arco superciliar prominente (toro supraorbital). Tenía gran fortaleza física y era un excelente cazador. Fabricaba herramientas avanzadas, conocían el fuego, cuidaban de los ancianos y practicaban enterramientos ceremoniales. Huesos más robustos que los nuestros. Cultura lítica muy perfeccionada.
Homo sapiens
Homo sapiens apareció
durante la última glaciación, hace unos 50000 años. Los primeros restos se
encontraron en Gales, en 1823, aunque los más famosos son los encontrados en
1868 en un lugar llamado Cro-Magnon, en la Dordoña (Francia).
Talla más elevada, alrededor de 165 cm, frente recta, cara aplanada,
sin prognatismo y mentón desarrollado. Los arcos superciliares han
desaparecido. La capacidad craneana media es de unos 1400 centímetro cúbicos.
Los fósiles encontrados presentan un grado de polimorfismo que recuerdan la
diversidad racial actual.La industria lítica asociada es abundante. Sigue habitando en cuevas,
aunque vive también en cabañas que construye, dedicándose a la caza y a la
recolección de semillas.La diferencia fundamental con respecto al hombre de Neandertal es la
aparición del arte.
ESTRUCTURAS ANATÓMICAS QUE POSIBILITAN EL
LENGUAJE ARTICULADO
Encéfalo
Al igual que no existe un centro encefálico de la conciencia, como
opinaba Descartes, no existe un centro cerebral del lenguaje, sino que es una
función global. La mayor maquinaria neuronal para las funciones del lenguaje se
localiza en el hemisferio izquierdo en la gran mayoría de los humanos actuales,
pero, como ocurre con muchas funciones mentales complejas, el lenguaje no puede
ser delimitado a áreas concretas. No obstante, diversos estudios basados en los
trastornos del lenguaje permitieron localizar determinadas áreas cerebrales que
eran las responsables de dichas patologías. Así, Broca determinó que las
lesiones situadas en la región prerrolándica de la tercera circunvolución
cerebral del hemisferio dominante (generalmente el izquierdo), daban lugar a la
denominada afasia motora, en que el paciente no puede articular las palabras.
Posteriormente Wernicke describió
la afasia expresiva, que se localiza en la primera circunvolución temporal del
hemisferio dominante. Lesiones en dicha área impiden, pues, la comprensión del
lenguaje hablado. Otras lesiones en el área cerebral que forma el denominado cuadrilátero de Pierre Marie no permiten la lectura
(alexia) o la escritura (agrafia).
Lamentablemente, los cerebros no se fosilizan. En los homínidos, la morfología del encéfalo se ha podido estudiar mediante
su modelado a partir del endocráneo. En estos moldes endocraneales se ha podido observar una morfología cerebral muy similar a la actual. En cuanto al volumen
cerebral, se ha constatado un progresivo aumento
del volumen a lo largo de la evolución de los homínidos. El volumen cerebral
aceptado para los australopitecinos oscila alrededor de 450-500 cm3, similar al de los chimpancés, y se considera
voluminoso para su talla, que no solía sobrepasar los 110 cm en las formas
gráciles y los 140 cm en las robustas. En los H. habilis, el
volumen se sitúa alrededor de los 700 cm3, siendo su estatura algo mayor. La morfología de los H. erectus era similar a la del hombre actual, pero su encéfalo
tenía un volumen de unos 1.000cm3.Todos los H.sapienssapiens, entre los que nos incluimos nosotros, tiene un
volumen encefálico promedio de 1.400
cm3, con importantes oscilaciones, que no siempre están en relación
con el volumen corporal. H. sapiens neanderthalensis tenía un
cerebro voluminoso, de unos 1.500 cm3. No obstante, está demostrado
que no existe una correlación directa entre el tamaño cerebral y la capacidad
lingüística. En lo concerniente al
hueso hioides, estructura fundamental de la laringe, el único encontrado en el
registro fósil homínido pertenece a un espécimen neandertal. Su estudio ha
permitido constatar que tiene una forma idéntica al de los humanos actuales, aunque esté asociado a una mandíbula más amplia y robusta.
Según los investigadores que lo estudiaron, esta característica es una prueba
fehaciente que la capacidad lingüística de los neandertales era similar a la de
los humanos modernos.
Sin embargo, la presencia de un aparato estilo hioideo óseo, era
semejante al de los tetrápodos, que podríamos considerar como un atavismo.
Estas ausencias en el
registro fósil limitan extraordinariamente la investigación del aparato
bucofaringolaríngeo y nos vemos obligados a basarnos en argumentos no
anatómicos para evaluar la posibilidad del lenguaje, entre los que destacan las actividades culturales.
TEORÍAS
SOBRE EL ORIGEN DEL LENGUAJE
La aparición del lenguaje se debe a causas naturales. Pero, ¿cuál fue el
sustrato que permitió su origen? Hay diferentes teorías que intentan
explicar cómo apareció
el lenguaje, que básicamente
se engloban en tres:
– Teoría gestual. Este modelo fue descrito originariamente por Hewes,
quien propuso que la necesidad
de emplear las manos en dos
cosas a la vez –usar herramientas y comunicarse
mediante gestos durante la caza habría servido de presión selectiva para la transferencia del lenguaje gestual
al vocal/oral. Actualmente, diversos autores defienden que el primer tipo de lenguaje
que usaron nuestros
ancestros era un lenguaje de signos, ya que
anteriormente a tener unos órganos
que les permitieran el lenguaje oral su forma de comunicación tuvo que ser gestual. Así que esta teoría no excluye a ninguna de las otras dos.
–
Teoría cognitiva o cerebral. La aparición del lenguaje se reduce a los cambios explicados
anteriormente sobre la evolución del cerebro y la laringe. Así pues, la
presencia de determinadas áreas cerebrales (áreas de Broca y de Wernicke), la lateralización cerebral y la
modificación de la laringe son los elementos necesarios para que surja el
lenguaje, independientemente de cualquier otro factor social o biológico.
–
Teoría social. Muchos
factores contribuyen a dar un origen social al lenguaje,
entre los que destacan: el papel del trabajo
como causa que determinó el progreso de la
comunicación oral; el hecho de compartir la comida que
obligaría a actitudes cooperantes y precisaría de un lenguaje para regularlo;
la necesidad de transmisión de conocimientos de padres a hijos, etc.
El lenguaje de doble articulación
Los seres humanos modernos
hablamos con un lenguaje de doble
articulación: unimos los sonidos básicos
(fonemas) en palabras
y las palabras en frases. La primera y la segunda articulación parecen depender de órganos
distintos. Para vocalizar (primera)
es necesario disponer de una laringe
situada en posición
baja y para enlazar los fonemas formando palabras según reglas sintácticas muy precisas (segunda) se requiere la intervención del cerebro. Este último salto hacia el enlace fonético/semántico de doble articulación
es producto de una maduración lenta y gradual de las capacidades
cognitivas del ser humano y se cree que tuvo lugar en H. sapiens sapiens, o quizás también
en los neandertalenses.
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